ENCARNACIÓN RODRIGUEZ ALHAJA
INTRODUCCIÓN
En el pequeño librito, publicado
por Juan Carlos Molano Gragera, bajo el título “Tres claveles segados” hace referencia a tres mujeres: Francisca Cordero Millán, Juana Gallego Coco y Encarnación Rodríguez Alhaja.
Mujeres que recordamos en nuestro
blog y página de Facebook como homenaje, a esas otras muchas que sufren el maltrato y en muchas ocasiones la muerte en
esta sociedad.
Hoy nos referiremos a Encarnación
Rodríguez Alhaja…pero su vida está ligada a su marido y de ahí que tratamos
conjuntamente a estos dos personajes, ya que ambos comparten su vida y su
muerte:
SANTIAGO GARCÍA JEREZ Y ENCARNACIÓN RODRIGUEZ ALHAJA
Encarnación Rodríguez Alhaja
procedía de Mérida, pertenecía a una familia de comerciante
emeritense, su hermano Domingo tenía
una zapatería en la Calle Santa Eulalia, frente al Liceo.
Conoció en dicha localidad al montijano Santiago García Jerez, conocido en el pueblo
como Santiago Barrena con el que contrae matrimonio.
Santiago García Jerez, nace en Montijo en 1905. Hijo de José García
Barrena (vivía en la calle Santa Ana 17, de profesión corredor de granos) y de
Efigenia Jerez Fuentes. Fruto de este matrimonio también fueron José y
Patrocinio.
Asistió a la escuela de D. Eduardo
Núñez. En 1922, a los 17 años, terminó los estudios de Mercantiles por
correspondencia ya que la falta de medios le impidieron estudiar fuera.
Trabajó de contable en la fábrica
harinera de Puebla de la calzada, propiedad de Conejo y Lozano. En 1924 hizo el
servicio militar en Madrid. De regreso marchó a trabajar a Mérida.
Conoce a Encarnación con quien
entabló relaciones y más tarde matrimonio.
Después de contraer matrimonio
viven un tiempo en Mérida.
Encarna y Santiago no tuvieron
hijos pero esta carencia fue suplida por María Lunar, una sobrina de encarna
que vivió con ellos. En 1934 se trasladan a Montijo y viven en la calle Esteban
Amaya nº 17,casa propiedad de Santiago.
Santiago comenzó a trabajar en la
Oficina de Colocación Obrera del Ayuntamiento de Montijo pero meses después fue
despedido de la oficina cuando el Gobernador Civil destituyó al Ayuntamiento de
Izquierdas..
Santiago y Encarna pusieron un
bar, “LA TROPICAL” en la calle Bravo Murillo, 3, hoy calle Eugenio Hermoso, cuya
inauguración anunció la revista local “AGLA” con una serie de innovaciones o
novedades que rompe los esquemas de las tabernas al uso de la época.
“La Tropical” tenía habilitado el lugar que
anteriormente fue el bar “El Sótano”. El nuevo bar era un salón iluminado, con
un gran mostrador de madera cubierto por una plancha de mármol y una radio
modelo “Castilla” que fue toda una atractiva novedad. Estaba situado frente al
Casino, ambientes tan antagónicos que jamás intercambiaron su clientela.
En 1936,debido a su ambiente
bohemio se convirtió en el centro de las juventudes izquierdistas que solían
frecuentar el bar para escuchar en la radio los informativos y la música del
momento. Lugar de debates sobre temas políticos y sociales que empezó a estar en el punto de mira de las
juventudes de derechas.
Encarna y Santiago despachaban en
el bar. Encarna, mujer de izquierda y militante activa se integró en la
Sociedad Obrera Femenina, Santiago hombre de izquierda, que el 18 de julio
del 36, fue nombrado miembro del Comité
Revolucionario en representación del Centro Obrero.
Santiago se encargó de recluir en
el Convento de las Clarisas a los derechistas (cincuenta y seis en total) y al
mismo tiempo se encargó de mantener el orden republicano en la localidad.
Cuando las tropas de Yagüe están
a punto de tomar Montijo, Santiago y Encarna se fueron a Badajoz refugiándose
en casa de una prostituta que conocían…pero son descubiertos y denunciados. Lo
traen esposados a Montijo…fueron purgados y pelados en plena plaza pública. Fusilados
en la madrugada del 18 de septiembre.
Santiago pudo haberse salvado ya
que Pedro Moreno Menayo, el compañero con el que iba atado consiguió cortar la
cuerda camino del cementerio y logró huir a Portugal y posteriormente a
Inglaterra.
Santiago prefirió quedarse con
Encarna…ambos acabaron así sus vidas.
El bar fue requerido por la Falange
y se llevaron al Casino todas las propiedades del bar “La Tropical”
Fuente:
Juan Carlos Molano Gragera: “Tres
claveles segados”
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